martes, mayo 02, 2006

Principios de la propaganda de Joseph Goebbels

En el post de hoy expondremos los principios de la propaganda del jerarca alemán Joseph Goebbels. Este sujeto llegó a ser Ministro de Propaganda del gobierno de Adolf Hittler y desde este puesto jugó un papel esencial en la promoción del nazismo y de la figura de Hittler. Ante la inminente llegada del Ejército Rojo a Berlín fue nombrado Defensor de la ciudad. Antes de caer en manos de los aliados decidió suicidarse junto con su familia. Su discurso en el Congreso de Nuremberg de 1934 inmortalizado por Leni Riefenstahl en su documental propagandístico “El triunfo de la voluntad” es un claro ejemplo de sus principios y de la sinrazón humana.

Como propagandista del régimen nazi elaboró once principios de propaganda que expondremos y explicaremos a continuación. Ya expusimos en post anteriores el funcionamiento de los mecanismos de control de la opinión en las democracias burguesas, el interés de este post y los siguientes será la de mostrar que estos principios de la propaganda siguen teniendo hoy vigor en los órganos propagandísticos del sistema del capitalismo posindustrial.

Los principios son estos:

1. Principio de simplificación: es necesario unir a las masas bajo una idea, un símbolo, ejemplo de esto puede ser la esvástica, la cruz, el concepto nación, democracia o libertad, conceptos simples y a los que difícilmente cabe oponerse; la simplicidad de esas ideas es directamente proporcional a su utilidad. El enemigo, igualmente, debe ser reconocido bajo un solo rótulo, un solo concepto: los rojos, los antidemócratas, los inmigrantes etc.

2. Principio del método por contagio: es necesario la reunión de los enemigos a la causa en una sola categoría general que los englobe. Hoy en día el concepto terrorista engloba, para EEUU por ejemplo, desde el fanático suicida hasta el iraquí de la resistencia pasando por cualquier sujeto que se oponga con firmeza a la política del imperio (gracias a esto podemos hablar del extraño concepto de “Estados terroristas”).

3. Principio de la transposición: desplazar al adversario nuestros propios defectos y errores. Tachar de violentos a grupos disidentes cuando el que hace esta acusación posee un ejercito y una policía fuertemente armada y entrenada en técnicas de combate (no precisamente pacíficas) podría ser un ejemplo de esto.

4. Principio de exageración y desfiguración: cualquier error o política del adversario es magnificada, deformada y presentada como amenaza. Un ejemplo de ello podría ser la conceptualización que hace la Iglesia de los que pretenden legalizar el matrimonio entre homosexuales como sujetos que pretenden destruir a la familia o discriminar los matrimonios “normales”.
La exageración es más creíble que la verdad. Si se afirma que “el vecino del quinto no es simpático” esta afirmación es menos creída que la de que “ el vecino del quinto es un pederasta”. Ante la primera afirmación cabe la duda pero ante la segunda la actitud sería preguntarnos “¿puede alguien inventarse esa monstruosidad?” o “quizás eso no sea verdad completamente pero tiene que haber algo de cierto en tal acusación”. Irónicamente aceptamos antes las exageraciones por su carácter extravagante que la verdad sencilla.

5. Principio de la vulgarización: la propaganda no debe ser compleja sino simple para que el populacho la asimile con facilidad. No cabe decir “ la política territorial de tal partido pretende una estructura de la nación menos cohesionada, esta descohesión tendrá graves consecuencias económicas y sociales...” la propaganda correcta sería: “tal partido va a dividir España”, “los catalanes (o vascos o lo que sea) son insolidarios” etc.

6. Principios de orquestación: la propaganda debe repetir un número de ideas limitado reiteradamente. Estas ideas deben estar fuera de todo cuestionamiento, quien las cuestiones es un enemigo. Aquí se inserta la famosa frase de Goebbels “ Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.

7. Principio de renovación: es necesario producir informaciones de manera constante. Este ruido no permite el desarrollo de una discusión racional, el enemigo no puede hacer frente a todos los ataques.

8. Principio de la verosimilitud: a través de informaciones u hechos dispersos se debe construir una información que las agrupe para hacerla creíble. Hechos dispersos como que ETA intentó atentar en trenes y que son reconocidos terroristas sin entrañas permitió construir la noticia verosímil de que los autores del 11M fueron ellos.

9. Principio de la silenciación: silenciar los asuntos sobre los que no se tienen argumento, los errores graves o las noticias que favorezcan al adversario. El pasmoso silencio de los partidos sobre los logros de los adversarios o sobre sus propios casos de corrupción es ejemplo de este principio.

10. Principio de transfusión: es importante construir la propaganda sobre los sustratos cuasi mitológicos y sobre los prejuicios de los pueblos. Actitudes enclavada en lo más obscuros rincones del alma humana como la xenofobia, el racismo, el machismo etc. sirven para construir fuertes aparatos propagandísticos. A su vez una propaganda intensiva crea una mitología profunda en el alma de un pueblo.

11. Principio de unanimidad: no existe discusión, el pueblo víctima de la propaganda tiene la sensación de “pensar como todo el mundo”. Las ideas básicas de la propaganda son interiorizadas tan profundamente que se tornan ideas indiscutibles que conforman lo más íntimo de los súbditos.


Aquí termina la exposición de los principios de propaganda de Goebbels, en próximos post los analizaremos y veremos como la propaganda democrática cumple perfectamente estos principios.

P.S. La foto de este artículo así como el nombre de los principios de propaganda los he obtenido de este artículo de la Wikipedia, interesante proyecto libre en el que todos los hispanohablantes deberíamos sentirnos unidos.

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