jueves, marzo 22, 2007

Sobre la poesía

En esta quinta y última parte de su obra "De lo sublime y de lo bello" Burke va a tratar de como la poesía genera en nosotros sentimientos estéticos.

Existe un prejuicio muy arraigado, según Burke, que sostiene que la poesía impresiona nuestros sentidos estéticos por que genera imágenes en nuestra mente y que estos son los que provocan en nuestro entendimiento sentimientos estéticos. Burke pone el ejemplo de poesías que basan su fuerza en su sonoridad e incluso en la descripción de sensaciones y situaciones inconcebibles ¿puede hacerse uno una idea de "virtud" o de "infinita ilimitación"? se pregunta nuestro autor. Aunque la poesía pueda provocar imágenes sensibles Burke está convencido que si de ello dependiera toda su fuerza expresiva perdería una parte muy considerable de su fuerza. La poesía, ya que no es de la recreación imitativa de donde saca su fuerza expresiva, deberá a la representación su capacidad de generar sentimientos estéticos.
Pero surge aquí un pequeño problema; como las palabras no nos afectan mediante un poder original, sino mediante la representación, podría suponerse que su influencia sobre las pasiones debería ser ligera; aunque sucede casi lo contrario; ya que la experiencia nos dice que la elocuencia y la poesía son tan capaces, o incluso más, de causar impresiones profundas y vivaces como cualquier otro arte. ¿Por qué es esto así? Según Burke existen tres motivos:

* Primero, que tomamos una parte extraordinaria de las pasiones de los demás, y que fácilmente nos afectan y conducen a la simpatía. La poesía tiene este poder en un mayor grado que las otras artes sobretodo cuando es declamada.

* Segundo, que hay muchas cosas que afectan mucho pero que no se producen en la realidad; sin embargo, en la poesía es posible representar esas cosas con bastante facilidad. Aquí se incluyen esas cosas que no se presentan en forma de sensaciones sino solo de palabras y que nos afectan mucho, ejemplos de esto son: Dios, Infierno, ángeles, Cielo, etc.

* Tercero y dependiente del anterior, mediante la palabra podemos hacer combinaciones que posiblemente no se podrían hacer de otro modo.

Con esta defensa de la poesía y de su carácter representativo antes que imaginativo termina Burke este libro imprescindible de la estética occidental.