lunes, marzo 31, 2008

Examina las cosas humanas como efímeras

Considera sin cesar cuántos médicos han muerto después de haber fruncido el ceño repetidas veces sobre sus enfermos; cuántos astrólogos, después de haber vaticinado, como hecho importante, la muerte de otros; cuántos filósofos, después de haber sostenido innumerables discusiones sobre la muerte o la inmortalidad; cuántos jefes, después de haber dado muerte a muchos; cuántos tiranos, tras haber abusado, como si fueran inmortales, con tremenda arrogancia, de su poder sobre vidas ajenas, y cuántas ciudades enteras, por así decirlo, han muerto: Hélide, Pompeya, Herculano y otras incontables. Remóntate también, uno tras otro, a todos cuantos has conocido. Éste, después de haber tributado los honores fúnebres a aquél, fue sepultado seguidamente por otro; y así sucesivamente. Y todo en poco tiempo. En suma, examina siempre las cosas humanas como efímeras y carentes de valor: ayer, un fluido seminal; mañana, momia o ceniza. Por tanto, recorre este pequeñísimo lapso de tiempo obediente a la Naturaleza y acaba tu vida alegremente, como la aceituna que, llegada a la sazón, caería elogiando a la tierra que la llevó a la vida y dando gracias al árbol que la produjo.

Marco Aurelio; Meditaciones; libro IV párrafo 48

miércoles, marzo 26, 2008

Pan y la pesadilla (ii): el pánico


“Los que tienen miedo son aquellos que no asumen su miedo”

Jacquel Brel

Es fácil darse cuenta hasta que punto “no tener miedo a nada” es uno de los estereotipos occidentales que aún hoy es muy valorado. El miedo es algo negativo, propio de cobardes, en las películas americanas el apelativo “gallina” es una expresión despectiva habitual. Cristo no tiene miedo al martirio, ni los cristianos sacrificados en el circo, Hércules baja al Hades sin pestañear, Aquíles se enfrenta a la muerte segura matando a Hector sin temor... El temeroso, el cobarde, el gallina o el timorato son perfectos ejemplos de antihéroes de nuestro imaginario colectivo occidental. Hillman el su obra “Pan y la pesadilla” analiza el papel que debe ocupar el miedo, el pánico en nuestra vida psíquica. A continuación algunos fragmentos de la obra de Hillman que tratan sobre este tema:


“El miedo, en cuanto patrón instintivo de comportamiento, en cuanto parte de la “sabiduría del cuerpo”, por utilizar la expresión de Cannon, nos proporciona una conexión con la naturaleza (Pan) semejante al hambre, la sexualidad o la agresión. El miedo, igual que el amor, puede convertirse en un reclamo para la conciencia; uno encuentra lo inconsciente, lo desconocido, lo numinoso y lo incontrolable cuando tiene contacto con el miedo, que eleva el ciego pánico instintivo del rebaño al sagaz, astuto y reverencial temor del pastor.”

[...]

“No tener miedo, estar libre de angustia, de temor, ser invulnerable al pánico, significaría una pérdida de instinto, de conexión con Pan. Los que carecen de miedo tienen sus escudos; cuentan con construcciones que previenen de imprevistos, defensas sistemáticas que mantienen a raya la sorpresa”

[...]

"El pánico, especialmente de noche, cuando la ciudadela está a oscuras y el yo heroico duerme, constituye una participation mystique directa con la naturaleza, una experiencia fundamental, incluso ontológica, del mundo vivo e inmerso en el terror. Los objetos se convierten en sujetos; se mueven con vida mientras nosotros nos hallamos paralizados por el miedo. Cuando la existencia se experimenta a través de los niveles instintivos del miedo, la agresión, el hambre o la sexualidad, las imágenes adquieren una vitalidad propia e irresistible. Lo imaginal nunca resulta tan vívido como cuando nos hallamos instintivamente conectados con ello. El mundo vivo es, por supuesto, animismo. Que este mundo sea divino e imaginado por diferentes dioses con sus atributos y características es panteísmo politeísta. El que el miedo, el terror y el horror sean naturales es sabiduría. En términos de Whitehead, 'naturaleza viva' significa Pan, y el pánico abre una puerta hacia esta realidad"


James Hillman; Pan y la pesadilla; Ed. Atalanta 2007, p. 57-59

Articulos relacionados:

Pan y la pesadilla (i) (link)
Pan y la pesadilla (iii): la masturbación
Pan y la pesadilla (iv): fantasía y psicopatología
Pan y la pesadilla (y v): la violación




Sé feliz

domingo, marzo 23, 2008

Pan y la pesadilla (i)

El libro “Pan y la pesadilla” (editorial Atalanta) recoge dos obras sobre la figura de Pan: “Ensayo sobre el dios Pan” obra del psicólogo norteamericano James Hillman y “Efialtes” del filólogo alemán Wilhelm Heinrich Roscher. Mientras que el ensayo de James Hillman me resultó bastante sugerente y profundo a pesar de su brevedad la obra de Roscher, aún teniendo cierto interés erudito, me pareció demasiada especializada. En este artículo y los siguientes me centraré en analizar algunas partes de la obra de Hillman.


“Los motivos internos brotan de una fuente profunda”, empieza diciendo Hillman. Los motivos reales nos son desconocidos, parte de un trasfondo oculto, biológico y cultural, biológico en cuanto nos relacionan con la Naturaleza, cultural en cuanto nos relacionan con el universo de lo imaginario (léase “mitología” en el sentido más amplio). Sin embargo el monoteísmo de la conciencia, nuestra verdadera religión a juicio de Hillman, niega el trasfondo interno de nuestros motivos y al intentar exteriorizarlos en la conciencia los aniquila. Un retorno al universo mitológico y arquetípico de Occidente es decir el retorno a Grecia nos permitirá evitar el conflicto entre la bella y la bestia, entre el caos y la unidad.


Este “retorno a Grecia” es una constante en la cultura occidental: Roma, el Renacimiento o el Romanticismo suponen una renovación helenística de nuestro imaginario que permitió el desarrollo y el progreso de nuevas y originales imágenes artísticas, poéticas, filosóficas o científicas. Occidente se debate entre hebraísmo monoteísta y helenismo politeísta. El hebraísmo se aviene a un marco arquetípico de heroísmo yoico: Jesús, Mitra o Hércules representan el individuo heroico que de un modo u otro combate contra un mundo hostil. La Reforma protestante es otro ejemplo de hebraísmo toda vez que en el protestantismo el individuo, como unidad indivisible, se enfrenta a Dios frente a frente como en una especie de encuentro primordial.


Sin embargo la psique actual no es una psique heroica sino una psique en crisis que tiene otras fantasías que se relacionan con múltiples caminos que hollar y con un concepto fragmentario de la existencia. El camino de la psique en crisis es el helenismo ya que la huida hacia el orientalismo o el chamanismo, a juicio de Hillman, son simplistas al olvidarse de nuestra historia:


“El helenismo, sin embargo, nos aporta la tradición de la imaginación inconsciente; la complejidad politeísta griega anticipa nuestras situaciones psíquicas complicadas y desconocidas.” (p. 17)


Desde esta perspectiva va a utilizar Hillman la figura de Pan en su libro como clave interpretativa de nuestros terrores, anhelos y necesidades más profundas.


Sé feliz

Continuaciones a este artículo:

Pan y la pesadilla (ii): el pánico(link)
Pan y la pesadilla (iii): la masturbación(link)
Pan y la pesadilla (iv): fantasía y psicopatología
Pan y la pesadilla (y v): la violación

Otros trabajos sobre "Pan y la pesadilla":

Dos escogidas recopilaciones de textos de la obra en Cabalgando al Tigre [1] y [2].
Artículo de Pablo Romero en la web de la Fundación Carl Gustav Jung.

viernes, marzo 14, 2008

A veces no soy yo

De nuevo la agridulce primavera, el olor de azahar y sudor en las calles de la ciudad. Dentro de una semana volveré por aquí, mientras dejo una canción que hoy mismo encontré por casualidad huroneando por youtube. El sonido no es muy bueno pero la letra creo tiene encanto:



Tras de mí una escena
y diez mil frases que repetir.
Ya ves, lo que es no es.
Yo no voy a contar lo mejor,
a ocultar lo peor,
me pongo el mejor chaqué.

No digo lo que digo,
hago lo que no hago.
Al revés, al revés.
Porque ser valiente
no sólo es cuestión de suerte.

A veces no soy yo, busco un disfraz mejor
Bailando hasta el apagón
Disculpad mi osadía

Tú también tienes que ver
Que nunca tengo mi papel.
Nube gris, riega todo el jardín, todo el jardín
Todas las flores que no probé.

No olvido los sueños,
Vuelvo a lo que no acabo.
No perdí, no perdí
porque ser valiente
no sólo es cuestión de verte.

A veces no soy yo, busco un disfraz mejor
Bailando hasta el apagón
Disculpad mi osadía

Pensad que ya no estoy
Que el eco no es mi voz
Mejor aplaudo y vámonos
Qué termine esta función

Tras de mí una escena
Y diez mil frases que repetir
Ya ves, lo que es no es

A veces no soy yo, busco un disfraz mejor
Bailando hasta el apagón
Disculpad mi osadía

Pensad que ya no estoy
Que el eco no es mi voz
Mejor aplaudo y vámonos
Qué termine esta función

Déme la voz.
Apuntador, déme la voz.

Canción "Valiente" de Vetusta Morla
Letra extraída de: www.justsomelyrics.com


Sé feliz

martes, marzo 11, 2008

La maldición de Dios

Un día Jesús, hijo de María, se dirigía corriendo hacia la montaña. Alguien se puso a seguirlo gritando:


“¡Nadie te persigue! ¿Por qué corres así?”


Jesús, sólo preocupado por su huida, no respondió siquiera a la pregunta. Pero el otro reiteró su llamada:


“¡En nombre de Dios! ¡Detente! Quisiera solamente saber lo que haces, pues aparentemente, no hay motivo de temor!”


Jesús respondió:


“¡Huyo de un tonto! No te pongas en mi camino. ¡No retrases mi huida!”


El otro exclamó:


“¿Cómo? ¡Tú que posees el hálito santo! ¡Tú, que has curado a ciegos y sordos, Tú, que puedes resucitar a un cadáver soplando sobre él! ¡Tú, que hacer un pájaro de un puñado de barro! ¿Por qué ese temor?”


Jesús respondió:


“Es Dios quien ha creado mi alma y mi carne. Cuando invoco Su nombre, el ciego y el sordo quedan curados. Cuando invoco Su nombre, la montaña se dispersa como un almiar. Si murmuro Su nombre al oído de un cadáver, resucita. Una gota se convierte en un océano por Su nombre. Lo he invocado mil veces ante un tonto, pero no ha habido resultado alguno.”


El hombre insistió:


“¿Cómo es que el nombre de Dios, que influye en el sordo, el ciego y la montaña, no tiene efecto sobre un tonto? Si la tontería es una enfermedad como las demás, ¿cómo es que no se le encuentra remedio?”


Jesús respondió:


“La tontería es una maldición de Dios mientras que la ceguera no lo es. Pues se adquiere. Los males que se adquieren merecen piedad, pero la tontería es nuestra enemiga.”


¡Cómo Jesús, huye de los tontos! La conversación de los tontos hace disminuir tu fe, igual que el aire hace evaporarse el agua. Si te sientas sobre rocas húmedas, se va el calor de tu cuerpo y caes enfermo. El tonto enfría tu naturaleza. No creas que Jesús huía por temor. Estaba protegido por Dios. No, sólo lo hizo para enseñanza tuya.


Cuento extraído del libro: Rumi; 150 cuentos sufíes; Paidos Orientalia



Sé feliz

lunes, marzo 10, 2008

¿Qué es la filosofía antigua? De Pierre Hadot

“Hoy se considera soñador al que vive de una manera conforme a lo que enseña.” Kant


La lectura de la obra de Pierre Hadot “¿Qué es la filosofía antigua?” ofrece una idea sugerente sobre el sentido profundo de la filosofía, idea que se va desarrollando a lo largo de todo el libro. La filosofía tal y como la conocemos ahora, la filosofía de la enseñanza secundaria, de universidad, en definitiva, la filosofía de los profesores de filosofía se nos presenta hoy como una construcción teórica sin ninguna vinculación con la vida misma. La filosofía de Universidad es una disciplina centrada en la dilucidación de enigmas teóricos pero que no compromete, generalmente, al investigador con una opción vital determinada. La opción filosófica que se adopte (estructuralismo, psicoanálisis, posmodernismo, etc.) no lleva aparejada más que una coherencia argumentativa entre afirmaciones pero no una coherencia vital entre el discurso teórico y la acción.


Para Hadot esta idea de la filosofía no pertenecía a la disciplina en sus orígenes. La filosofía antigua fue un intento sincero de cambiar de vida, un deseo de vivir con coherencia y honestidad, una voluntad de alcanzar la felicidad sin indignidad. Para los lectores del divino Platón esto es obvio, la virtud platónica aparece una y otra vez en sus diálogos como meta del discurso filosófico y la figura de Sócrates, con su dramático final, es el perfecto ejemplo de que la filosofía, en sus orígenes, era antes un modo de vida coherente y auténtico que una mera especulación. El hecho de que Sócrates no dejara nada escrito y que su ocupación fundamental fuera inquirir a sus conciudadanos sobre la virtud moral muestra bien claramente lo que quiere decir Hadot.


Con esta idea central, la filosofía como compromiso vital, avanza Hadot en su libro analizando el papel de la “escuela” en la filosofía antigua. Platónicos, epicúreos, peripatéticos, estoicos, cínicos, neoplatónicos y escépticos se agruparon en sus respectivas escuelas. La escuela en la filosofía antigua no debe entenderse como un lugar de intercambio de información y conocimiento (al modo de los actuales centros de enseñanza) sino que eran, prioritariamente, centros de convivencia espiritual e intelectual. Así lo refleja Hadot con las cartas de Epicuro o con los fragmentos de testimonios sobre estos centros humanos. La filosofía nace en la antigüedad con la vocación de escuela ya que su voluntad es la trasformación del hombre, la invitación a un nuevo modo de vida, la vida filosófica en donde la vida y el discurso se mantienen entre sí, sustentándose en coherencia. Analizando un poco la Academia platónica, el Jardín de Epicuro o la convivencia de los cínicos vemos hasta que punto este hecho obvio puede pasar desapercibido para nuestra mentalidad intelectualista.

El cristianismo vino a continuar este modelo, por eso se pudo autoproclamar la “verdadera filosofía” porque proponía un “modo de vida” que la religión pagana no proponía pero sí la filosofía. Con esta usurpación del papel de la filosofía esta pasó a convertirse en lo que es hoy: un discurso sobre Dios, el hombre o el mundo cuya vinculación con el compromiso vital es mínimo. A pesar de lo dicho, Hadot reconoce que esta idea de la filosofía como compromiso vital nunca ha desaparecido del todo, Nietzsche, Schopenhauer, Spinoza o Montaigne son ejemplos de esto pero, indudablemente, este compromiso vital, esta invitación a vivir la vida en autenticidad y radicalidad no son, ni mucho menos, lo central en la filosofía occidental. Hadot propone una filosofía que revitalice su papel de trasformadora vital, que reviva su invitación loca e insensata a vivir una vida que merezca la pena ser vivida.


En este libro Hadot antes de centrarse en las doctrinas de las escuelas helenísticas se centra en sus propuestas vitales, comentando los ejercicios espirituales que todas estas escuelas practicaban, sobre todo meditaciones sobre máximas o sobre la fragilidad de la vida.


Un tema a mi juicio importante pero que el autor toca muy superficialmente son los paralelismos biográficos entre los filósofos griegos y los sabios orientales: la indiferencia escéptica ante todo, la renuncia radical a toda propiedad de los cínicos, la conciencia de lo vacío de los afanes humanos de los estóicos, la búsqueda total de la unión con el Uno de los neoplatónicos, la ingenua sonrisa del ignorante Sócrates... ¿no recuerdan la figura de tantos y tantos sabios orientales, que al fin y al cabo no buscaban más que lo que buscaban los antiguos filósofos griegos, la vida buena? Como dice J.-L. Solère citado por Hadot: “Los antiguos estaban quizás más cerca de Oriente que nosotros”.


Un libro interesante que nos muestra una filosofía viva, más allá de manuales polvorientos o monsergas de profesores funcionarios. Recomendable.


Sé feliz

viernes, marzo 07, 2008

Arte contemporaneo: ¿el rey desnudo?

En una de mis primeras series de artículos realicé un análisis al concepto del arte y una valoración del arte contemporáneo "abstracto"(link). Sigo pensando lo mismo pero con matices. El deleite artístico se produce a muchos niveles pero niveles yuxtapuestos no niveles jerarquizados. La pretensión del arte de museo de convertirse en el Arte y sobre todo en un arte elitista, superior y sólo accesible a una casta intelectual altiva me resulta condenable y prepotente.

No quiero parecer un rancio. Hay espacio para todos, pero aquellos que consideran al arte de museo un arte esnob, elitista y falso deben tener derecho a expresar su opinión (que es la mayoritaria) sin ser tachados de ignorantes o intolerantes con lo que no entienden. Hay espacio para todos y que la historia ponga a cada uno en su sitio.

Huroneando por la red me he encontrado este intenso artículo de Manuel López-Monteserín (link) sobre la degradación y banalización del arte y algo menos profundo pero también muy clarividente, el siguiente vídeo, que los disfrutes.




Sé feliz

martes, marzo 04, 2008

Introducción al psicoanálisis

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